Silicones

The inherent fluidity of the human body always reveals hints of its interior, signifying that a bleeding body isn’t merely an absence of blood but a body in a constant state of transformation and exposure. In this dynamic, blood emerges as a versatile element that not only unites and connects but also serves as a canvas that encompasses both erotic and artistic dimensions.

The analogy between painting and blood unfolds mysteriously, where the act of bleeding becomes an announcement of painting’s revival. In these works employing silicone and oil pigments, they unveil the limits of the body’s internal fragility. Essentially, this represents a metonymy of blood’s transformation, serving as an exploration of life and death.

The wooden frame assumes an essential role, transforming into a grid that exerts pressure on the pigmented binder, leaving a distinctive mark during the drying process. This binder not only functions as support but also requires a performative relationship during the creation of the mark in these works. It’s an artistic process that engages with the body, where blood becomes a force transcending mere biology to explore deeper matters of identity, fragility, and resilience.

“I don’t know what is essential and what is accessory in a work of art. And above all, I don’t know what this thing, neither essential nor accessory, neither proper nor improper, that Kant calls the parergon is: for example, the frame. Where does the picture take place? Does it take place? Where does it begin? Where does it end? What is its limit? External. And its surface, between the two limits.”

Jacques Derrida The Truth in Painting. (Excerpt from the catalog “Recent Works 2004-2005”)

La fluidez inherente a la naturaleza del cuerpo humano siempre revela indicios de su interior, lo que implica que un cuerpo que sangra no se limita a la mera ausencia de sangre, sino que se presenta como un cuerpo en constante estado de transformación y exposición. En esta dinámica, la sangre emerge como un elemento versátil que no solo aglutina y conecta, sino que también sirve como un soporte que abarca dimensiones tanto eróticas como artísticas.

La analogía entre la pintura y la sangre se manifiesta de manera misteriosa, donde el acto de sangrar se convierte en un anuncio del resurgimiento de la pintura. En estas obras de silicona y pigmentos de óleo, revelan los límites de la fragilidad interna del cuerpo. En esencia, se trata de una metonimia de la transformación de la sangre como una exploración de la vida y la muerte.

El marco de madera desempeña un papel esencial al transformarse en una retícula que ejerce presión sobre el aglutinante pigmentado, marcando de manera distintiva el proceso de secado. Este aglutinante no solo actúa como soporte, sino que también demanda una relación performativa durante la construcción de la mancha en estas obras. Es un proceso artístico que interacciona con el cuerpo, donde la sangre se convierte en una fuerza que trasciende la mera biología para explorar cuestiones más profundas de identidad, fragilidad y resistencia.

“No sé lo que es esencial y accesorio en una obra. Y sobre todo no sé lo que es esta cosa, ni esencial ni accesoria, ni propia ni impropia, que Kant llama párergon: por ejemplo,el marco. Dónde tiene lugar el cuadro ¿tiene lugar? Dónde comienza. Dónde termina. Cúal es su límite. Externo. Y su superficie entre los dos límites.”

Jacques Derrida La verdad en pintura. (Sacado del catálogo obras reciente 2004-2005)